¡¡Hola matessóricos!!
Como sé que os gustan las historias y aún no os he contado ninguna, os voy a contar un cuento que os ayudará a conocer las figuras geométricas básicas y recordar a qué familia pertenecen.
Es de Nilsa M. Rodríguez, y lo he encontrado en la web del Centro de Recursos para Matemáticas y Ciencias. Podéis encontrar la versión original pinchando aquí.
Érase una vez un niño llamado Isósceles que se fue a vivir a un pueblo nuevo llamado Pocomás. Estaba muy contento, pues iría a una nueva escuela y conocería a nuevos amigos.
En su primer día de clases su maestra, llamada Geometría, le presentó a todos sus compañeros de clase. Eran Cuadrado, Rectángulo, Trapecio, Rombo y Paralelogramo. Isósceles los miró a todos sorprendido, pues todos eran muy distintos a él.
La maestra les encargó una tarea para casa: debían escribir sobre su familia y crear un árbol genealógico.
Isósceles fue a su casa pensativo y le contó a su madre lo sucedido. "Hijo mío, te contaré la historia de nuestra familia y podrás construir tu propio árbol familiar. Mi padre, tu abuelo, se llamaba Rectángulo. Era un hombre de carácter fuerte y muy recto en sus ideas. Mis hermanos, muy diferentes y opuestos en sus pensamientos, se llamaban Obtusángulo y Acutángulo. Acutángulo era un niño muy hermoso por sus facciones perfectas. Tu padre, Escaleno, proviene de una familia muy pequeña. Su padre se llamaba Equilátero, un gran hombre, con valores incalculables y muy justo con el prójimo.
De este modo, Isósceles construyó su árbol familiar y lo presentó a su maestra, la señorita Geometría. Ella quedó muy complacida con su trabajo, y les explicó que no todas las familias son iguales ni tienen el mismo número de miembros.
"Mamá", preguntó Isósceles, ¿por qué yo no me parezco a mis compañeros de clase? Ellos son más corpulentos y más fuertes que yo.
"Isósceles", contestó la mamá; "no todos pertenecemos a la misma familia, ni llevamos el mismo apellido. Posiblemente ellos pertenecen a la familia de los Cuadriláteros".
"Sí mamá, también me he dado cuenta de que nosotros nos parecemos pero no somos iguales... abuelo y papá son diferentes a mí...".
"Hijo", continuó su madre, "nosotros pertenecemos a una misma familia llamada Triángulos y, aunque nos parecemos en nuestra apariencia, no somos todos iguales. Nadie en el mundo es exactamente igual a otra persona".
Isósceles pensó en la forma más rápida de construir su árbol familiar y lo diseñó en un diagrama muy claro.
A partir de entonces, sus compañeros de clase comprendieron por qué Isósceles era diferente a ellos. Isósceles hizo muchos nuevos amigos y comprendió que debemos amar al prójimo sin establecer diferencias.